Viaje a la Toscana:
donde nace el sol de Italia.
Hay una frase de Henry James que dice que cuando algo es hermoso es porque "tiene el color de las cosas de Italia". Bueno, algo parecido piensa uno cuando viaja a este lugar. Nos vamos a la Toscana. Nuestro punto de partida es la ciudad de Pisa, su torre inclinada, sus calles tristes. Recorremos el alma de esta región hasta llegar a la mimada Florencia, la capital toscana, la que te hace caer bajo el síndrome de Stendhal. Bebemos vino, comemos bruchettas. Dormirmos en casas de piedra que te invitan a soñar en italiano. Visitamos veinte ciudades, pueblos, pueblitos, cada una con su propio color, su propia melodía de fondo, y su sabor, también particular. Los campos se visten de verde, amarillo, naranja, mientras el sol instala su escondite aquí. Y es que desde este lado de Italia, desde la Toscana, la vida es realmente bella.
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VUELO MADRID-PISA.
Antes de comenzar, unos pequeños cosejos:
- Alquila un coche, no sólo porque a algunas zonas es difícil acceder con transporte público, sino porque visitar la Toscana no es ir de pueblo en pueblo, sino que su paisaje es parte primordial del recorrido. Llevar tu propio coche te permitirá parar, subir, bajar y acercarte a donde tú quieras.
- Consigue un buen GPS con mapa de Italia. Es verdad que a veces estos cacharros juegan malas pasadas, pero te salvará de más de un apuro.
- Lleva contigo tu propia música itliana: la unión de paisaje + melodía es espectacular (imprescindible el L'italiano de Toto Cutugno).
- Habla con la gente, habla mucho con la gente, aunque no sepas italiano. Chapurréalo, mezcla inglés con español. Ellos se esforzarán por entenderte y son realmente divertidos.
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Si comienzas desde la ciudad de Pisa, en un día podrás verla y continuar tu ruta hacia otros lugares. Lo más práctico es coger alojamiento cerca del aeropuerto para alquilar un coche allí y, una vez hayas disfrutado de Pisa, poder emprender el recorrido. Nosotras elegimos el B&B Certe Notti, pero en las proximidades del aeropuerto hay muchos sitios para elegir que pueden resultarte prácicos por su ubicación.
DÍA 1. PISA-LUCCA-COLLODI-MONTECATINI-PISTOIA-VINCI.
Hablar de Pisa es, sobre todo, hablar de su torre inclinada y de las fotos ocurrentes de los viajeros. Pero Pisa es mucho más. Sus antiguas calles presentan una cara menos turística, desmejorada, anciana, pero hipnótica y atrayente. Y es que esta ciudad perdió gran parte de su patrimonio histórico durante los bombardeos de la II Guerra Mundia. Sus callejones, que se niegan a competir con la famosa torre, son, sin embargo, los hijos de una ciudad etrusca, luego romana, más tarde lombarda, para en el siglo XII convertirse en una de las primeras potencias marítimas del Mediterráneo. De la riqueza de esta época nace la Torre inclinada y otros bellos monumentos, hasta que en el siglo XV Florencia se hiciera con el poder de la ciudad. Se covirtió entonces en un lugar sencillo dedicado a la ciencia y la cultura, y es que su Universidad vio madurar a Galileo Galilei, considerado como el padre de la ciencia moderna.
Lucca tiene un corazón histórico que palpita a cada paso que damos. Esta ciudad rodeada de murallas, que se nutre de plazas, iglesias y calles de adoquines, fue tiempo atrás capital de la Toscana, una región dominante que se apoderó de Pisa, Pistoia y que estuvo a punto de conquistar Florencia. Cuando Napoleón invadió Italia vio tanta belleza aquí que decidió regalar la ciudad a su hermana Elisa Bonaparte Baciocchi.
Collodi es el hogar de Pinocho, y de ello presume este pequeño pueblo. Y es que Carlo Lorenzini, el creador de Las aventuras de Pinocho, nació aquí. Su huella se extiende por todo el poblado: fragmentos del cuento, esculturas, un parque temático e incluso un Pinocho gigante que vela por sus vecinos.
La ciudad de Montecatini es conocida por sus balnearios. Sus aguas eran ya muy valoradas en la Antigüedad, y en el siglo XVII sus termas eran frecuentadas por lo más selecto de la nobleza europea. Actualmente cuenta con los centros termales más innovadores.
Pistoia es a veces olvidada en los recorridos por la Toscana y, sin embargo, está cargada de Historia. Merece la pena visitar su Catedral, perderse por sus calles, admirar sus torres lombardas y descubrir por qué Dante ya mencionó a esta ciudad en su Divina Comedia.
Nuestro día termina en Vinci, la ciudad que vio nacer al gran Leonardo. Su castillo es testigo de una época medieval, sus casitas repletas de flores parecen sacadas de un cuento, mientras el Museo de Leonardo da Vinci nos muestra muchos de sus inventos y dibujos. Si al llegar aquí os apetece hacer un brake y descansar, os recomendamos Le Mimose B&B. Se trata de una casa de campo a la que se accede por un estrecho camino (con muchas bifurcaciones, así que ¡atento a los carteles!) pero en la que merece la pena parar. Su mayor riqueza es Donatella, la dueña del lugar, una italiana encantadora y alegre que te dará la mejor de las bienvenidas. A ella nunca la olvidaremos...
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DIA 2. VINCI-SAN MINIATO-VOLTERRA-SAN GNIMINIANO-MONTERIGGIONI-SIENA.
El día comienza lluvioso y nos dirigimos a San Miniato, un pueblo medieval situado sobre tres colinas que presume de tradiciones tan magníficas como el tratamiento del cuero y la recolección de la trufa. Su Historia está marcada por su posición geográfia: ubicada entre Pisa y Florencia, durante siglos sufrió el asalto de ambas ciudades que se disputaban su territorio.
Volterra es, en sí misma, un espectacular cuadro toscano. Sus paisajes, que se pueden divisar desde lo alto de la cima donde se encuentra la ciudad, son uno de los mejores ejemplos de la belleza bucólica de la Toscana. Y es aquí donde probamos la típica sopa de esta región, hecha a base de acelgas, alubias y pan.
San Gniminiano, considerada como la Manhattan medieval, es un nido bellísimo de altas torres que simbolizaban el poder y la riqueza de la nobleza. Sin embargo sus escritos hablan de una ciudad que sufrió grandes golpes procedentes de las luchas civiles y las epidemias, catástrofes que fueron debilitando su fuerza.
Con un breve pero bellísimo paseo podemos visitar Monteriggioni. Esta localidad, aunque pequeña, es el perfecto ejemplo de la ciudad medieval: rodeada de murallas, custodiada por torres, aquí no tienen cabida las construcciones modernas ni elementos que puedan entorpecer la visión de su pasado histórico. Dante describió sus torres como "gigantes al borde de un abismo".
Nuestro segundo día termina en Siena, una de las grandes joyas de la Toscana, famosa por su Piazza del Campo y por las carreras de caballos que se celebran dos veces al año. A Siena es bueno dedicarle un poco más de tiempo: aquí encontrarás arte, cultura, iglesias, museos, además de un entramado de calles y rincones que merecen ser fotografiados. Si quieres un alojamiento práctico y céntrico (sin grandes lujos pero muy acogedor y confortable) el B&B Camollia es una gran opción.




DÍA 3. SIENA-MONTALCINO-SAN QUIRICO D'ORCIA-BAGNO VIGNONI-PIENZA.
Montalcino ofrece la visión de "un perfecto lienzo medieval", con su ciudad encerrada entre murallas, coronada por un castillo y rodeada de viñedos que producen una de las mejores vistas de toda Italia. Aquí se sirve uno de los vinos más valorados del mundo: el Brunello di Montalcino.
En San Quirico d'Orcia, sin embargo, nos encontramos con una curiosa combinación de elementos medievales y modernos, con iglesias románicas, iglesias medievales y jardines renacentistas. Conocido es el Horta Leonini, un jardín del siglo XVI que tiempo atrás era utilizado para refugiar a peregrinos y viajeros.
Bagno Vignoni es un lugar que posee un especial encanto. Se trata de una estación termal cuyos edificios se sitúan alrededor de un gran estanque. Los romanos tomaron baños en este lugar, también los Médicis, que construyeron la galería renacentista que lo rodea. El resto del poblado se visita en pocos minutos.
Pienza se convierte en el cuarto hogar de nuestro viaje. Este pequeño pueblo, que parece sacado de una postal, se convierte en una de las mejores estancias de la Toscana. A él llegamos sin reserva previa de alojamiento, pero, justo a la entrada de Pienza nos topamos con el B&B Camere La Vite, un sitio encantador con personas encantadoras. Unido a él, de los mismos propietarios, se encuentra el Restaurante Al Fierale Toscana Grill. Nos invitan champán, nos reservan una mesa para la cena y, con pequeños detalles, consiguen que la llegada a Pienza sea imborrable.
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DÍA 4. PIENZA-MONTEPULCIANO-CORTONA-AREZZO- FLORENCIA.
Pienza será el punto de partida de nuestro último recorrido. Póximo destino: Florencia, la capital de la Toscana. Pero, antes de llegar al final del viaje, realizamos varias paradas magníficas.
La primera es Montepulciano, un pueblo de montaña asentado sobre un afloramiento volcánico cuyas vistas abarcan gran parte de la Toscana. Su ambiente es tranquilo y el paseo puede limitarse a una única calle principal que atraviesa el pueblo como una columna vertebral.
Cortona es una de las ciudades de montaña más antiguas de la Toscana. Tanto es así que los cronistas medievales creían que era tan antigua como la ciudad de Troya. Hoy tiene un aspecto medieval y es muy visitada por haber sido el pueblo que dio vida a la película Bajo el sol de la Toscana. Y es que a pocos kilómetros se encuentra Bramasole, la casa donde se filmó la historia basada en el libro de Frances Mayes. Desgraciadamente la casa no se puede visitar por dentro, pero si queréis saber más sobre su historia, basta con acudir a la Tratoría Etrusca. Este restaurante italiano es propiedad de Mario Ponticelli. Si le preguntáis por la novela, rápidamene os sacará un ejemplar de Every Day in Tuscany, también de Frances Mayes, y orgulloso os mostrará la página en la que la autora lo menciona detallando su receta del ossobuco. Es todo un personaje.
El amor por el cine nos lleva entonces a Arezzo, lugar en el que se grabó La vida es bella de Roberto Benigni. Gran parte de la ciudad ofrece una estructura moderna pues sus edificios fueron duramente bombardeados durante la II Guerra Mundial. Habrá que andar un poco para llegar a su núcleo medieval y a la Piazza Grande, la plaza principal y, curiosamente, inclinada.
Con el atardecer llega el final del viaje. Llegamos a Florencia, la ciudad contraste de la Toscana. Florencia fue un símbolo para el Renacimiento y es una gozada para el turista actual. Y es que miles de visitantes se pasean por aquí para visitar la Plaza del Duomo, perderse por el barrio medieval de Dante o enmudecer ante las impresionantes estatuas de la Plaza de la Signoria. Es, desde luego, una parada imprescindible en el recorrido.
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