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Camino a Soria:
La tierra que siembra poemas.

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<<...tardes de Soria, mística y guerrera, 
hoy siento por vosotros, en el fondo 
del corazón, tristeza, 
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria 
donde parece que las rocas sueñan, 
conmigo vais! ¡Colinas plateadas, 
grises alcores, cárdenas roquedas!>> 

 

(Campos de Soria, Antonio Machado)

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Entre el misterio y la leyenda. Entre poemas de dolor, y de amor -tan necesario- que le cantan a la nostalgia. Cuentos que nacen sobre las almas que un día fueron y que ya no están. Desde los campos de olmos secos hasta la orilla de un río Duero que esconde pasajes profundos. Soria es el lugar por el que todos dicen haber transitado. Desde Machado, en su descubrimiento de Leonor -su gran pasión- hasta un hechizado Bécquer, que se sienta a nuestro lado cada noche de difuntos. En este camino a Soria partimos desde Madrid, dormimos en Sigüenza y llegamos a nuestro destino. Recorremos Castilla en sus dos vertientes, viajando por el sendero del Quijote, el supuesto itinerario del Cid, el sitio donde el tiempo para y se toma un descanso.

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SIGÜENZA: LA CIUDAD DE LOS CIEN OBISPOS.

Asentada en Castilla-La Mancha, como testigo de la Historia en todos sus matices, Sigüenza ha vivido entre el caos y la risa de los hombres que la han ocupado. Por aquí han pasado arévacos, romanos, bárbaros, visigodos, árabes y castellanos, cada cual con sus guerras, sus costumbres, sus ideas. Esta mezcla de triunfos y fracasos ha colmado a Sigüenza de leyendas sobre princesas ocultas en castillos, sobre hazañas de soldados contra soldados de otras patrias. Su nombre se vuelve, entonces, mágico y seduce al rey Fernando VII que viaja con su esposa para buscar la fecundidad que se resiste. Pero es famoso el chasco del monarca que, muy enfadado, abandona la ciudad: "Vámonos de aquí. Si seguimos saldremos todos preñados menos la reina". Situada en el valle del Henares, Sigüenza es custodiada por su castillo (convertido en Parador). Aquí habitó Blanca de Borbón, reina de castilla, casada con Pedro el Cruel y cuyo espíritu -se cuenta- vaga aún por las estancias de la fortaleza tras ser desterrada de la corte y morir cuando se dirigía a su nuevo destino. Sigüenza es su Catedral, su Casa del Doncel, sus iglesias románicas y sus callejuelas empedradas que se vuelven tristes cuando cae la noche. Es su pasado medieval, gótico, humanista, sus torres e iglesias que lloran los arañazos de la guerra, su orgullo y la presencia constante del Quijote y del Cid. Se come bien en Sigüenza, con sus peces de río, sus quesos y vinos que, sin embargo, no llegan a la calidad de su miel. Nos alojamos en los Apartamentos Alameda, un sitio perfecto situado a pocos metros de la estación de tren.

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SORIA, EL SILENCIO QUE INSPIRÓ A MACHADO.

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"Puedo decir que soy porque

aquí pueblo equivale a silencio.

El que llega a la sierra

no necesita las palabras del mundo..."

 

En una hora y media de tren llegamos a Soria. Esta ciudad, cuya tranquilidad y color la disfrazan de pueblo, es mecenas de escritores que caminaron, se enamoraron y dejaron su voz derretida aquí. Siguendo el curso del río Duero, este lugar luce a veces despoblado, otras animado por cantos de tunas y tardes de paseo. Si vienes tienes que visitar su concatedral -un poco apartada del centro-, sus iglesias románicas, su ermita del Mirón y perderte entre solares de piedra vieja que piden ser habitados. Hay vestigios de palacios que fueron poderosos, monasterios en ruinas que son el eco de un pasado templario y una ermita devorada por dientes de piedra que se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

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El festival de las Ánimas.

¿Imaginas una noche en la que nuestros seres más queridos, aquellos que ya se fueron, salieran al mundo para brindar con nosotros? Y se sentaran curiosos a vernos contar historias de terror a la luz tenue de los candiles, como si el escalofrío y el miedo nos acercaran un poco más a ellos. Estamos en el festival de las Ánimas. Este certamen fue creado por la Asociación Cultural Amigos de las Ánimas para homenajear al gran Gustavo Adolfo Bécquer. Se trata de un evento que lleva más de 25 años celebrándose en Soria, al cobijo del Monte de las Ánimas, lugar que dio nombre a la famosa leyenda becqueriana. Una semana antes del 1 de noviembre (día de Todos los Santos) se realizan paseos nocturnos y lecturas de leyendas, así como concursos literarios y de fotografía. El itinerario es siempre el mismo. La noche del 31 de octubre, a las 20:00, la gente se reúne en el "Rincón de Bécquer" e inician un recorrido por el centro de la ciudad teniendo como guía  al río Duero. Se adentran, entonces, en el Monte de las Ánimas y, alrededor de una hoguera, se narran las leyendas. Es noche de pasacalles también, con títeres gigantes de flacos esqueletos y monjes templarios que bailan al recuerdo de los cuentos de Bécquer. Lamentablemente nosotros no pudimos estar en Soria en la noche de difuntos, pero sí disfrutamos de los días previos en los que se leyeron los mejores cuentos de terror de la literatura universal, teniendo como escenario de fondo, las ruinas de la iglesia de San Nicolás.

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