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El Camino de Santiago:
de turista a peregrino.

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"...olvídate de quién eres, déjalo atrás

y parte como peregrino, sólo como peregrino,

como viajero, como caminante..."

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No se necesita una gran causa para hacer el Camino de Santiago y, sin embargo, al hacerlo parece que emprendemos algo grande. Ir a Santiago desde cualquier parte del mundo, con las botas puestas y la inevitable duda de si seremos capaces, es lo que te convierte en peregrino y destruye tu papel de mero viajante. A tu alrededor caminan personas que sudan promesas, que huyen de un estado pasivo e irritable, aquellos que buscan un por qué a ese cómo que gobierna sus vidas. Y tú, que sólo tenías como intención pasear por un decorado gallego, tan distinto al meollo veraniego del sur, resulta que terminas prometiendo cosas, rechazando cualquier actitud sedentaria anterior y descubriendo la clave de algunas de tus constantes preguntas, algunas tan incómodas. Así -te digo- que no necesitas grandes motivos para hacer el Camino de Santiago, pero si algo te empuja a él, si sientes un extraño deseo de intentarlo, es porque el Camino, amigo, tiene algo que contarte.

 

 

 

NUESTRO CAMINO: EL CAMINO PRIMITIVO.

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<<A Compostela se acerca uno como quien se acerca al milagro>>

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(Las geografías imaginarias, Álvaro Cunqueiro).

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Hay muchos caminos en el Camino. No hay uno, ni dos, ni cien, ni mil; y es que hay tantos caminos como caminantes. Eso era, al menos, lo que se pensaba en la Edad Media, cuando aún la UNESCO no había apadrinado ninguna ruta en particular. El Camino de Santiago era aquel que el peregrino trazaba desde la puerta de su casa hasta la tumba del Apóstol. Ni nás ni menos. Tan sencillo, tan único, tan particular. Actualmente, sin embargo, las rutas que llevan a Santiago están bien estudiadas y definidas, con sus albergues a la espera del viajero, sus conchas a modo de GPS arcaico y sus nombres que definen, muy por encima, las huellas que el peregrino va a pisar. De entre ellos el Camino Primitivo es el primero de todos, el que tomó el rey Alfonso II el Casto cuando, en el siglo IX, fue informado de un hecho grandioso: se había encontrado la tumba del Apóstol. Esta ruta, inaugurada por el monarca, atraviesa puertos de montaña, tierras ganaderas y densas, con calzadas, cruces y pequeñas capillas que, como garbancitos, nos llevan hasta el gran templo: la Catedral de Santiago. Este Camino representa la primera gran ruta jacobea y su viaje pasa por la antigua vía romana que unía Oviedo y Compostela, un trayecto que cayó en desuso en la Baja Edad Media y que hoy constituye uno de los viajes más duros. Nuestro Camino comienza en Castroverde, en la etapa 9, y se une con el Camino Francés cuando llegamos a Arzúa. Hasta entonces el transitar es tranquilo y solitario, con escasos puntos de descanso, pero plagado de paisajes que te exigen continuar.

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"...Descubrirás que jamás se pierde el tiempo cuando se pasa en compañía de uno mismo

y qué decirte de las ventajas añadidas a ese mudo diálogo si lo estableces mientras caminas,

en contacto con las energías de la Naturaleza.

Quiero que aprendas que, en esta vida,

nadie tiene una morada segura en ninguna parte..."

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DE CASTROVERDE A SANTIAGO DE COMPOSELA.

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Castroverde-Lugo (22,22 kms). Castroverde es un núcleo formado por antiguas casas de piedra que se hallan vigiladas por la torre del homenaje, ubicada en una loma, el último resto conservado del castillo de Lemos y Andrade. En el siglo XIV existía en este lugar un hospital para pobres y peregrinos que, una vez desaparecido, fue sustituido por otros como el de San Bartolomeu y San Lázaro. Es una zona que aún conserva sus antiguos caminos coronados por robles, castaños y abedules.

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Lugo-San Romao da Retorta (19,60 kms). Dominada por el gran viaducto del ferrocarril, la ciudad de Lugo atrae a los peregrinos a su Catedral, a su muralla romana, a su puerta de Santiago. Pequeña, pero con un casco antiguo encantador, en Lugo se respira tranquilidad y sosiego, una calma que sólo se quebranta a la hora de la comida -¡y cómo se come!-. Dar un paseo por sus calles es perderse entre las muchas ofertas gastrómicas y el correr del buen vino gallego. Por algo el eslogan de este lugar es "Y para comer, Lugo".

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San Romao da Retorta-Melide (28,30 kms). Con un templo románico del siglo XII, San Romao da Retorta es una parroquia que pertenece al condado Guntín, en la comarca de Lugo. Su Historia aún nos permite contemplar restos de su pasado más prehistórico.

Melide-Arzúa (14,10 kms). Se encuentra Melide ubicado en el centro geográfico de Galicia, con su iglesia de Santa María de Melide (iglesia románica) y a un kilómetro del centro por la ruta jacobea.

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Arzúa-O Pedrouzo (19,30 kms). Arzúa bien merece, ya que pasas por allí, que pruebes sus quesos, y es que ella misma se autodenomina como la "tierra del queso", acogiendo, incluso, al monumento a la Queixeira o vendedora tradicional de este producto. Al llegar a esta localidad nos reuniremos con los peregrinos que transiten el Camino Francés.

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O Pedrouzo-Santiago de Compostela (19,40 kms). O Pedrouzo se ha consolidado en los últimos años como la última parada de los caminantes antes de su llegada a Santiago. A pesar de que el camino no pasa estrictamente por su centro urbano, sí lo bordea, lo que es aprovechado por muchos peregrinos para descansar y tomar fuerzas en su última etapa.

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Santiago de Compostela (¡fin del camino!). Las torres de la Catedral, que se ven a lo lejos, mostrando sólo sus puntas mientras te adentras despacio en la ciudad, no mienten: has llegado a Santiago. La ciudad del Apóstol es un foco de viajeros que se lo debe todo a las peregrinaciones y a las joyas monumentales que esconde. Y es, Santiago, además, gastronomía, belleza, renovación, sin perder su autenticidad y su Historia. Con la llegada a Santiago se acaba el Camino y comienza otro tipo de peregrinación: la que inicias en tu vida a partir de aquí.

 

"...El Camino a nadie deja indiferente

y, por eso, los andariegos lo recorren desde hace miles y miles de años,

siguiendo al sol hacia el oeste,

pues no siempre fue el Camino del Apóstol, pero sí el Camino hacia el Fin del Mundo".

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¡BUEN CAMINO, PEREGRINO!

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